Autor: Fernando Lalana
Editorial: Bambú
Número de páginas: 216 páginas
Valoración: Bueno
REFLEXIÓN
Ambición, Competencia, Individualismo, Hipocresía. Lo anterior son los ingredientes o razones necesarias para que algunas personas hagan ciertas cosas indeseables socialmente, como matar.
La competencia, aquella que nos inculcan diariamente, esa riña en que nos comprometieron desde el primer día, quizás en lo más notorio es en el colegio, pero vivimos todos los días con la presión de Deber ser mejores. Y ahora las preguntas más importantes, la que de seguro no todos nos hacemos, o al menos no lo suficiente. ¿Ser mejores que quién o qué?, ¿por qué ser mejores? y ¿para que nos serviría realmente ser mejor que todos?, y ahora las probables respuestas: para la primera tenemos dos principalmente " debes mejorar personalmente, a raíz de la auto critica, por ti" he ahí la respuesta romántica, la que tiene algo de razón, la que te llama a no ser estoico, a expandir tu conciencia y capacidades; "debes ser mejor que todo el resto, si puede hacerlo debes ser el mejor, te debes lucir" con el seguido de "si vas a hacer algo hazlo bien" ahí lo más crudo, ahí el que él otro, el del lado es tu rival por naturaleza, y tú no puedes ser débil, no debes dejarte vencer. Las dos preguntas siguientes las podemos contestar con romanticismo nato, muy similar al utilizado en la primera pregunta, y mejor. Pero seamos crudos y honestos -bajo el marco de la competencia- porqué se quiere -generalmente- ser mejor, por el reconocimiento, la satisfacción individual y por la satisfacción ·escondida· de estar por sobre el otro. Y esto claramente nos servirá para posicionarnos sobre otros en muchos aspectos, para dividirnos aún más. Por si no es obvio, la competencia nos divide en dos grupos: Los ganadores/poderosos y los perdedores/débiles.
En fin, con la competencia se deshumaniza y cada día se hace más poderosa, porque cada es más desapersivida. Entendiendo que estamos inmersos en un sistema, y que -a mi parecer- no hay forma de destruir -o reformar drástica y revolucionariamente- si no es desde dentro. Cuál es nuestro desafío? Primero, HUMANIZARNOS, dejar de temer vincularnos con otros, mirarnos a las caras, iniciar proyectos en conjunto, vivir juntos y revueltos. Tomar conciencia de donde vivimos, en que vivimos. Luego, darnos vuelta, poner un alto, dejar de reproducir un sistema enfermo, no se tiene porque seguir con el sistema de competencia, no de la forma en como se desarrolla hoy.
La competencia, aquella que nos inculcan diariamente, esa riña en que nos comprometieron desde el primer día, quizás en lo más notorio es en el colegio, pero vivimos todos los días con la presión de Deber ser mejores. Y ahora las preguntas más importantes, la que de seguro no todos nos hacemos, o al menos no lo suficiente. ¿Ser mejores que quién o qué?, ¿por qué ser mejores? y ¿para que nos serviría realmente ser mejor que todos?, y ahora las probables respuestas: para la primera tenemos dos principalmente " debes mejorar personalmente, a raíz de la auto critica, por ti" he ahí la respuesta romántica, la que tiene algo de razón, la que te llama a no ser estoico, a expandir tu conciencia y capacidades; "debes ser mejor que todo el resto, si puede hacerlo debes ser el mejor, te debes lucir" con el seguido de "si vas a hacer algo hazlo bien" ahí lo más crudo, ahí el que él otro, el del lado es tu rival por naturaleza, y tú no puedes ser débil, no debes dejarte vencer. Las dos preguntas siguientes las podemos contestar con romanticismo nato, muy similar al utilizado en la primera pregunta, y mejor. Pero seamos crudos y honestos -bajo el marco de la competencia- porqué se quiere -generalmente- ser mejor, por el reconocimiento, la satisfacción individual y por la satisfacción ·escondida· de estar por sobre el otro. Y esto claramente nos servirá para posicionarnos sobre otros en muchos aspectos, para dividirnos aún más. Por si no es obvio, la competencia nos divide en dos grupos: Los ganadores/poderosos y los perdedores/débiles.
En fin, con la competencia se deshumaniza y cada día se hace más poderosa, porque cada es más desapersivida. Entendiendo que estamos inmersos en un sistema, y que -a mi parecer- no hay forma de destruir -o reformar drástica y revolucionariamente- si no es desde dentro. Cuál es nuestro desafío? Primero, HUMANIZARNOS, dejar de temer vincularnos con otros, mirarnos a las caras, iniciar proyectos en conjunto, vivir juntos y revueltos. Tomar conciencia de donde vivimos, en que vivimos. Luego, darnos vuelta, poner un alto, dejar de reproducir un sistema enfermo, no se tiene porque seguir con el sistema de competencia, no de la forma en como se desarrolla hoy.
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